¿DEL
TOCÓLOGO AL URÓLOGO?
<Leonor
Taboada>
Cielos. No nos
habíamos dado cuenta. Creíamos que iba cada uno a
lo suyo. El tocólogo, a nuestras partes, el urólogo,
a las suyas. Nos rebelamos para que los tocólogos dejaran
de querer mandarnos y dirigieran su talento hacia otras profesiones,
y nos dejaran cuidar entre nosotras de "lo más nostro".
Lo habían
hecho muy pero que muy requetemal, primero cargándose a las
comadronas tradicionales que de esto sabían un rato y blindando
puertas de las universidades a todas, y luego convenciéndonos
de que sin ellos ya no era posible hacer nada bien. Así,
se inventaron protocolos para sofisticar y dirigir nuestros partos,
que no son ciencia, que ya lo dijo la OMS hace 25 años, y
lo siguen haciendo, contra toda evidencia, como la episiotomía
rutinaria -un corte que puede trastornar la vida entera, afectando
a la sexualidad, o al control de las heces y la orina- o la práctica
creciente de cesáreas "innecesarias". O han sido
capaces de recomendarnos durante años que tomáramos
de por vida un cancerígeno que ya tenía antecedentes
de tal, como ciertas hormonas, para patologizar procesos tan naturales
como dejar de menstruar.
Conseguimos
que unas cuantas mujeres se hicieran ginecólogas y sexólogas,
pero las vacas sagradas siguen siendo del sexo masculino. Organizan
congresos y publican sus loas a productos farmacéuticos de
las empresas que los patrocinan en revistas teóricamente
"científicas"y sus opiniones son requeridas por
periodistas de ambos sexos como única fuente de ampliación
de las noticias que ellos mismos generan. Pero todo esto es recuento,
que no es noticia.
La noticia
es que ahora a los urólogos se les ha subido el clítoris
a la cabeza y desde que lo tienen allí no paran de inventar
tretas para pillarnos, esta vez, en nombre de la salud sexual. Y
se han empeñado en que si los hombres tienen un problema
sexual, y ellos un medicamento, las mujeres tienen que tener un
problema sexual equivalente, que se cure con el mismo tratamiento:
sí, claro...viagra.
Sin entrar
en detalles, digamos que lo sabemos todo sobre cómo están
intentando inventar una enfermedad para vender "su remedio".
Ojalá lo del sexo fuera tan sencillo como lo de tomarse una
pastillita y listo. Pero eso, a los "urologoideólogos"que
están en el "business", se las trae floja.
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