"Doctora, me duele todo": UNA HUMILDE PROPUESTA
<Montse Ferrer>
“Me
duele todo, doctora, la espalda, la cabeza, las piernas, las manos
no agarran bién la fregona... siempre de una casa a otra,
y luego la mía, que cuando llego está toda patas arriba,
y es que no me dá el tiempo para más... ya no sé
cómo tirar y..."
Una escena más
entre las cuarenta a sesenta pacientes que pasan por la consulta
de un CAP (Centro de Asistencia Primaria) cualquiera de nuestra
ciudad. El ICS (Instituto Catalán de la Salud) estipula cinco
minutos por paciente, que se reducen a menos tiempo si consideramos
las consultas forzadas, las urgencias, las interrupciones telefónicas,
el papeleo, etc.
A lo largo
de los últimos años cualquier médica/o de Asistencia
Primaria, ha visto duplicado su trabajo (aumentos en los cupos hasta
3000 pacientes por profesional) , reduciéndose a cero las
actividades de formación y sin que ello redunde en una mejoría
de los honorarios.
Por “falta de presupuesto ”, una baja laboral así
como un porcentaje elevado de las vacaciones se cubre entre los
compañeros del centro, sumando el número de visitas
por profesional hasta cifras indecibles.
¿Qué
hacer cuando el trabajo de cada día se reduce a un absurdo
sinsentido? No cabe duda que la desmotivación y el sentimiento
de impotencia ante un sistema público en contínuo
declive, conlleva irremediablemente a actitudes de negativismo,
depresión, ansiedad o el consabido y discutido síndrome
de “burn out ”. Diferentes estudios han demostrado que
dicho síndrome se halla presente en un 30 a 40% de las médicas/os
de primaria del ICS. Parece que ante estos hechos el colectivo médico
debiera plantearse alguna opción de fuerza como grupo, una
respuesta masiva de exigencia de recursos y sobre todo de respeto
a los usuarios y a los profesionales.
Paralelamente
me parece indispensable que la labor de grupo no nos haga perder
la perspectiva de lo que nos debemos como personas, es decir la
toma de conciencia de nuestro propio bienestar. Cada uno de nosotros
sabrá por donde discurre nuestro proceso de crecimiento profesional
y personal. Saber cuidarnos de la misma forma que aconsejamos a
nuestros pacientes, dándonos la oportunidad de desarrollar
un hobby, o cualquier actividad que fomente nuestro desarrollo personal.
La responsabilidad profesional debería asentarse sobre nuestra
propia salud integral y la búsqueda de nuestro equilibrio
emocional.
Otro apartado
más complejo sería la búsqueda de sentido en
el día a día de nuestro medio laboral. Me inclino
a creer que abrir un pequeño espacio diario dentro de la
consulta donde hagamos posible la consecución de dos o tres
entrevistas bién hechas, puede ayudar a no perder el norte.
Una buena disposición para una escucha empática de
15 o 20 mts. con una paciente como la descrita al inicio, no sólo
brinda a la paciente la oportunidad de elaborar mejor un duelo,
sino también a nosotros de ofrecer a nuestra profesión
una pequeña dosis diaria de sentido. Que duda cabe que se
trata de una humilde apuesta, pero son las pequeñas acciones
las que a menudo nos ayudan a recuperar algún referente olvidado
en el trayecto.
Quizás
ha llegado la hora de vindicar nuestro espacio profesional con acciones
individuales y colectivas, sin olvidar la importancia del desarrollo
personal en todas aquellas vertientes que nos ayuden a estar más
próximos a nuestras inquietudes, a nuestro yo más
profundo.
Montse
Ferrer
Médica internista. Psicoterapeuta |